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Llevo 18 años gamificando la asignatura de Derecho Procesal

Mar Montón García, la primera profesora en aplicar la gamificación en las aulas universitarias

La innovación educativa es uno de los retos que se plantean en la educación en la actualidad. El profesorado es el protagonista de este cambio que pone al estudiante en el centro de la acción educativa. Hoy en Inèdit, de la mano de la profesora de Derecho Procesal en la Universidad Rey Juan Carlos, Mar Montón García, os traemos una nueva forma de enseñar leyes (replicable en todas las materias) mediante la diversión, el juego y la competitividad con espíritu colaborativo.

Pregunta: Háblanos de tu forma de dar clases, ¿en qué consiste?

Respuesta: Llevo 20 años dando clases por vocación. Cuando estudiaba pensaba que el derecho procesal era aburrido, así que al empezar a dar clases consideré que había que encontrar una forma de hacerlo atractivo para el estudiantado, por ello decidí impartir las clases de manera diferente, y se me ocurrió diseñar juegos para facilitar el aprendizaje de los conceptos. Por supuesto, yo doy la teoría en las clases, pues es la base de la práctica, pero para acompañar toda esta parte tediosa y aburrida introduje el juego.

«Hace 18 años que gamifico mis clases, fui la primera profesora en toda la universidad en hacerlo»

Hace 18 años que he gamificado mis clases, fui la primera profesora en toda la universidad en hacerlo y lo hice empezando con el bingo ejecución, que consistía en un bingo con 300 preguntas sobre la parte de ejecución de la asignatura de Derecho Procesal de segundo. Esas preguntas con sus respuestas deben ser estudiadas por los alumnos, y el día de la prueba jugamos todos al bingo por equipos: el grupo que levanta la mano antes sale para responder las preguntas que encuentre en el sobre, cuyo número se corresponde con el número de la bolita que saco al azar de la bolsa. Los ganadores se llevan un detalle de merchandising, además de los puntos.

En primero decidí hacer un juego de la oca sobre la Ley orgánica del poder judicial porque hay una parte de ella muy intensa. Para ello elaboré 243 preguntas con sus respuestas. Luego compré un tablero del juego de la oca gigante en Amazon, al que añadí imanes en cada casilla para que los grupos puedan pegar sus cartas y jugar. Las casillas están numeradas, así que cada número se corresponde con uno de los sobres en los que están distribuidas las preguntas. Jugamos con dados que marcan cuánto debe avanzar cada grupo, por lo cual los equipos avanzan de casilla cuando responden a una pregunta.

Luego también he diseñado el juego del laberinto, que consiste en responder un número determinado de preguntas (del 1 al 20) según lo que saque al azar; en Procesal Penal hago un dado ejecución, con 450 preguntas repartidas por colores, de forma que dependiendo del color en el que caiga el dado les tocará responder unas preguntas u otras; y a menudo también jugamos a la ruleta con preguntas diversas de la materia.

Todos estos juegos son divertidos y me lo paso genial con los estudiantes, pero lo que más me gusta y que es único en el ámbito jurídico a nivel nacional e internacional es mi pasapalabra jurídico. El estreno de este juego coincidió con el cambio al Plan Bolonia en las universidades. En aquel momento percibí en los alumnos una carencia de conocimientos sobre algunos conceptos básicos, así que redacté más de 300 conceptos jurídicos y los plasmé en 120 pasapalabras, que se dividen en los que empiezan por una letra determinada, los que la contienen y los que terminan con ella. Aproveché el confinamiento de la pandemia para transformar ese pasapalabra en un libro que se titula Palabrea jurídico: primeros pasos en el derecho.

Los juegos facilitan la comprensión de la materia, que al final es el propósito de mis clases

He de decir que la primera vez que decidí traer un juego al aula fui criticada duramente por mis compañeros, por todos ellos. Consideraban que yo solo jugaba, y muchos venían a mis clases a ver qué hacía. Me consideraban la profesora que solo jugaba, y ahora fíjate… ¡es gamificación! Yo estoy aquí para ayudar a mis alumnos, siempre se lo digo, y estos juegos les facilitan la comprensión de la materia, que al final es el propósito de mis clases. De hecho, ahora estoy trabajando en el diseño de un parchís sobre la Ley de procedimiento civil.

P.: ¿Qué es lo que te llevó a cambiar de método de enseñanza?

R.: Normalmente se asocia el aburrimiento al derecho y consideraba que había que ponerle un poco de color al mundo gris de la enseñanza de la asignatura. También, es verdad que yo he tenido desde siempre vocación de profesora de alumnos más pequeños, pero la vida me llevó a dar clases en la universidad.

«No por estar en la universidad tenemos que pasarnos el día subrayando y memorizando»

Todos tenemos un niño dentro, y si tú le enseñas al niño de una forma determinada va a querer aprender, volver a clase y estudiar. No por estar en la universidad tenemos que pasarnos el día subrayando y memorizando. Eso también hay que hacerlo, por supuesto, pero hay partes divertidas del aprendizaje que se deben explorar, como el trabajo en grupo, o la colaboración y competición entre equipos.

P. :¿Qué resultados observas en tus alumnos?

R.: Tengo un 90 % de aprobados en mis clases y eso es porque en la parte práctica sacan muy buenas notas, y para mejorar esas notas ellos mismos se incitan a estudiar la otra parte más teórica. De hecho, yo no paso lista, y aun así la mayoría de ellos vienen a todas las clases.

P.: ¿Por qué has optado por la gamificación con juegos de mesa?

R.: Empecé con los de mesa porque cuando inicié todo esto aún no existía la gamificación o los serious games, pero si te soy sincera, me encantaría transformarlo a juegos online e informatizarlos, pero yo soy de letras puras y no sabría cómo plasmar todo esto en un ordenador. Creo que debería haber una colaboración entre profesorado de ciencias y de letras para trabajar en proyectos así que beneficien al alumnado, porque a veces en nuestros departamentos podemos tener buenas ideas, pero no los conocimientos suficientes para plasmarlas en el mundo digital. De todas formas, considero también positivo jugar en el mundo real porque está muy bien divertirse fuera del mundo virtual.

«Debería haber una colaboración entre profesorado de ciencias y de letras, porque en nuestros departamentos podemos tener buenas ideas, pero no los conocimientos suficientes para plasmarlas en el mundo digital»

P.: ¿Qué les dirías a los docentes que quieren empezar a gamificar alguna de sus sesiones?

R.: Es importante que el docente cambie su mentalidad, y tiene que saber que para hacerlo y acercarse al alumno ha de hacer un esfuerzo. Creo que el profesorado se está acomodando a la rutina y no está yendo al mismo ritmo que la modernización del alumno. La mayoría considera que el profesor tiene que dar la clase y punto, y que atraer al estudiante consiste en hacer un par de casos prácticos, pero hay que hacer las clases más amenas y entretenidas para conectar con ellos. Aunque, bueno, cada uno tiene libertad de cátedra y puede hacer lo que quiera.

«La mayoría considera que el profesor tiene que dar la clase y punto, y que atraer al estudiante consiste en hacer un par de casos prácticos»

De todas formas, para los que sí quieran jugar, la diversión es la clave, y conseguir que aprendan mientras disfrutamos juntos docente y estudiantes es lo mejor, pero muchos dicen que el profesor que se lo pasa bien no es un profesor responsable. Tenemos aún la idea de que la diversión del profesor con sus estudiantes no es compatible con una buena enseñanza, y eso no es así; este oficio hay que disfrutarlo además de tener vocación por él, algo que hoy en día se está perdiendo.

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