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Los jóvenes dicen no a la libertad de expresión sin límites

Piden restricciones legales para discursos que inciten al odio y la violencia

El discurso de odio ha encontrado un espacio fértil en las redes sociales, donde los mensajes se propagan sin barreras y pueden tener un impacto masivo. Los jóvenes, como principales usuarios de estas plataformas, están expuestos a contenido que incita a la violencia o a la discriminación, pero también son actores clave en la lucha contra estas dinámicas.

El 34 % de los jóvenes encuestados cree que la difamación y los discursos de odio deberían estar prohibidos por ley

Según un estudio de la Fundación SM, el 34 % de los jóvenes encuestados cree que la difamación y los discursos de odio deberían estar prohibidos por ley, mientras que más del 35 % sostiene que la libertad de expresión debe ser contextual. Esto sugiere que, para los jóvenes, no todas las opiniones tienen el mismo valor en todos los escenarios. Las palabras pueden tener efectos muy distintos dependiendo del entorno en el que se expresen.

Precisamente, es en estos entornos digitales en los que la xenofobia cada vez gana más terreno, estudios como el del Pew Research Center de 2017 muestran que el 41 % de los jóvenes en EE. UU. había sido víctima de acoso en línea, y una proporción significativa de ellos lo atribuía a ataques por razones raciales, religiosas o de orientación sexual.

Sin embargo, no todo está perdido. El reciente informe de la Fundación SM ha puesto de manifiesto que los jóvenes españoles entre 15 y 29 años son especialmente conscientes de la responsabilidad inherente al uso de la palabra. En un mundo digitalizado, donde las opiniones se difunden en segundos y pueden alcanzar audiencias globales, la juventud parece tener una percepción matizada de la libertad de expresión, los discursos de odio y la incitación a la violencia.

Los jóvenes de hoy en día no solo son víctimas, sino también generadores de cambio. La juventud ha liderado campañas de sensibilización y ha demostrado un compromiso firme en la creación de entornos digitales más seguros y responsables. Movimientos como #NoHateSpeechMovement, promovido por el Consejo de Europa de 2013 a 2017, han movilizado a miles de jóvenes para combatir el odio en línea y promover un uso responsable de las redes sociales.

Responsabilidad individual y colectiva

Uno de los aspectos clave que emergen del estudio de la Fundación SM es la percepción de la responsabilidad individual en el ejercicio de la libertad de expresión. Un 50 % de los jóvenes españoles considera que, al expresar sus opiniones, es crucial tener en cuenta el impacto que estas pueden tener sobre otras personas y colectivos. En un entorno en el que la polarización y la crispación social están en aumento, esta visión muestra un grado elevado de empatía y conciencia social entre los millennials y centennials.

El 25 % de los jóvenes cree que la libertad de expresión promueve discursos de odio

De hecho, según datos del estudio de Fundación SM el 25 % de los jóvenes cree que la libertad de expresión promueve discursos de odio, y un 23 % opina que fomenta la crispación social. Este es un punto central en el debate sobre los límites de la libertad de expresión. La polarización no es un fenómeno nuevo, pero en los últimos tiempos ha alcanzado nuevos niveles, exacerbada por las redes sociales y los medios de comunicación. La polarización puede llevar al extremismo, y el extremismo, en su forma más dañina, alimenta el discurso del odio y la violencia.

Ariadna Pérez, coordinadora del estudio, asegura que este enfoque más reflexivo y crítico por parte de los jóvenes es un paso hacia una ciudadanía más activa y solidaria. Para ella, los jóvenes valoran la idea de ser buenos ciudadanos no solo cumpliendo con la ley, sino también tomando decisiones éticas y justas en el ámbito de la comunicación. La solidaridad y la justicia social son conceptos que, de manera llamativa, se entrelazan con el ideal de ciudadanía para las nuevas generaciones.

Difusión de noticias falsas y desinformación

La desinformación es otra preocupación que surge del informe. Un 26,3 % de los jóvenes españoles considera que la libertad de expresión facilita la propagación de noticias falsas. Este dato refleja la realidad de un entorno digital saturado de información, donde distinguir entre contenido veraz y engañoso se ha convertido en un desafío constante. Investigaciones previas, como la realizada por el Reuters Institute for the Study of Journalism, han señalado que los jóvenes son uno de los grupos más vulnerables a la exposición a fake news, dado su alto consumo de redes sociales.

Pérez, con años de experiencia en la investigación sobre las inquietudes juveniles, subraya a este respecto que aunque los jóvenes estén interesados en la política y la vida pública, no siempre acceden a fuentes de información que les permitan desarrollar una opinión crítica. Este hecho plantea una cuestión fundamental: ¿cómo puede la juventud participar activamente en el debate público si su acceso a información veraz y constructiva está limitado?

Educación y pensamiento crítico

Uno de los desafíos fundamentales para mitigar el impacto del discurso de odio es la educación. Ariadna Pérez señala que los jóvenes necesitan estar mejor informados para poder formular críticas fundamentadas y participar de manera constructiva en los debates públicos. Esto implica una labor conjunta de agentes educativos y sociales, desde las familias hasta las instituciones educativas y los medios de comunicación.

En este sentido, la educación en competencias digitales y mediáticas se vuelve crucial. Iniciativas como el taller «Prensa en las escuelas», organizado por el Colegio de Periodistas de Catalunya, han demostrado ser efectivas en la formación de jóvenes más críticos y conscientes del uso de la información y el impacto de sus opiniones.

El estudio de la Fundación SM dibuja un panorama en el que la juventud está profundamente implicada en los debates sobre libertad de expresión, discurso de odio e incitación a la violencia. Si bien las redes sociales y la falta de acceso a información fiable siguen siendo desafíos importantes, este colectivo ha demostrado una clara voluntad de asumir su responsabilidad social y trabajar por un entorno comunicativo más ético y solidario.

Los jóvenes tienen en sus manos, más que nunca, la posibilidad de ser los actores del cambio que tanto se necesita en el mundo actual

El reto, sin embargo, sigue siendo monumental: construir una sociedad donde la libertad de expresión pueda coexistir con el respeto a los demás, donde las opiniones sean escuchadas pero no dañen, y donde el diálogo sea siempre una vía para la resolución pacífica de conflictos. Los jóvenes tienen en sus manos, más que nunca, la posibilidad de ser los actores del cambio que tanto se necesita en el mundo actual.

Fuente: Inèdit Agencia.

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