

La selectividad de los correctores
Cómo viven la selectividad los miembros de los tribunales

Unos 2400 profesores repartidos en 221 tribunales deben corregir hasta 200 exámenes de la materia asignada según el Canal Universidades de la Generalitat.
Estos días se están celebrando las pruebas de acceso a la universidad (PAU), a las que se presentan más de 42 000 estudiantes en toda Catalunya, según datos del Departament d'Educació. Solo en la demarcación de Barcelona se concentran más de 28 000 alumnos, repartidos en unos 200 puntos de examen y supervisados por decenas de tribunales.
Esta es la semana del estrés y los nervios, de los ataques de ansiedad y los desmayos, de la falta de sueño y la incertidumbre para estos estudiantes, pero también hay otro colectivo que vive de forma similar y con la misma presión la selectividad: son los miembros de los tribunales, muchos de los cuales ejercen de correctores, que afrontan unos días marcados también por el estrés, las prisas por corregir a tiempo y la responsabilidad de poner la nota justa.
El número de exámenes que cada corrector debe corregir «oscila actualmente entre los 60 y los 190 exámenes, según la materia y el número de inscritos», según explica David Bueno, coordinador del equipo que diseña los exámenes de Biología de las PAU.
El número de exámenes que cada corrector debe corregir ronda los 190
En su opinión, «en el caso de Biología hay demasiados exámenes por corrector. Al ser un examen teórico en el que los alumnos deben explicar conceptos, se tarda bastante en corregir, ya que no solo hay que revisar lo que está escrito, sino también comprobar que no haya contradicciones en el texto, y eso requiere tiempo», señala.
A esta opinión también se suma el profesor Josep Macià, coordinador del equipo que diseña los exámenes de Filosofía: «Sería ideal que ningún corrector tuviera más de 140-150 exámenes que corregir, porque corregir cada examen de Filosofía requiere tiempo y un nivel de concentración muy alto que no se puede mantener durante muchas horas al día», explica.
La subcoordinadora Paz Monserrat así lo confirma: «durante una semana estamos corrigiendo más de ocho horas diarias —afirma—. Yo diría que en una hora se pueden corregir como máximo dos o tres exámenes, ya que hay que tener en cuenta muchos aspectos», aclara.
Durante una semana corrigen más de ocho horas diarias
Los aspectos de un examen que pueden ralentizar el proceso de corrección son dos, según nos indica Josep Macià: «la claridad de la caligrafía, ya que un examen con letra muy difícil de entender puede multiplicar por 2, por 3 o incluso más el tiempo de corrección, y la justificación de la puntuación, que siempre debe hacerse en cada caso, ya que se pide que se indiquen los aspectos que presentan alguna incorrección».
Por eso, tanto Mercè García como Ambrós Domingo, profesores de Filosofía de bachillerato, coinciden en que se necesitan al menos unos 15 minutos para corregir un examen, mientras que Marisol Cabral, correctora de Biología, dice dedicar el doble de tiempo (unos 30 minutos por examen). «Yo me propongo corregir seis exámenes por hora, pero al final nunca puedo cumplirlo y acabo corrigiendo de media cuatro o cinco», nos explica Ambrós.
Según datos actuales del Consejo Interuniversitario de Cataluña, la retribución por cada examen corregido es de 4,70 euros brutos, independientemente de la materia o del tiempo invertido
Filosofía y Biología son exámenes teóricos que requieren más tiempo de corrección
La responsabilidad de los correctores no es poca, teniendo en cuenta que todos deben evaluar de una forma más o menos similar. Por esta razón, «los correctores también reciben unas pautas específicas más detalladas sobre diferentes cuestiones a tener en cuenta a la hora de corregir», nos explica Josep Macià. Aun así, aclara que «cuando se detecta que algún corrector utiliza un criterio de corrección que no coincide plenamente con el criterio general, desde la coordinación se le contacta y se le indica qué aspectos de su forma de corregir debería modificar para ayudar a homogeneizar al máximo en el futuro la corrección de todos».
Este sistema de corrección es razonable según los entrevistados, aunque habría que hacer algunos cambios para que fuera ideal. Paz Monserrat apuesta por un modelo en el que «se dé más importancia a las relaciones, a los procedimientos y a las ideas básicas más importantes que a la mera retención de datos», mientras que la profesora Mercè García toma como referencia el modelo francés (el Bac), «en el que los alumnos eligen uno de los dos temas propuestos sobre el que deben escribir una disertación».
Por su parte, el coordinador Macià propone que «se establezca que todos los exámenes deben ser corregidos por dos correctores, y si hay una diferencia significativa (por ejemplo, más de un punto) entre esas dos correcciones, entonces se haga una tercera. Este sistema reduciría la incidencia de errores», afirma.
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