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Adiós a sir Ken Robinson

Caballero innovador y revolucionario en la enseñanza

Sir Ken Robinson ha fallecido el pasado viernes 21 de agosto en la ciudad de Los Ángeles (California) a causa de un cáncer. Su fallecimiento deja una tremenda tristeza en el ámbito de la enseñanza porque fue un educador innovador que intentó divulgar la importancia de la creatividad y el arte en la educación.

"La creatividad debe ser tan importante en la educación como la alfabetización"

Nació en Liverpool el 4 de marzo de 1950, y a los cuatro años de edad contrajo la poliomielitis, enfermedad infecciosa que ataca al sistema motor y que le produjo una pequeña parálisis y una dificultad para caminar para el resto de su vida. Las dificultades que tuvo en su infancia y adolescencia por su enfermedad le ayudaron a desarrollar su amor por el teatro y las artes creativas en general. Se doctoró en la Universidad de Londres realizando su tesis doctoral sobre las posibilidades del teatro en la educación.

Sir Ken Robinson fue un gran conferenciante y escritor de éxito, algunas de sus obras se han traducido a más de 20 idiomas y han sido best sellers en diferentes países. Su conferencia más conocida la realizó en la organización sin ánimo de lucro TED, con el título «¿Las escuelas matan la creatividad?», en febrero de 2006, tiene más de 66 millones de visualizaciones y se convirtió en uno de los vídeos más vistos en Youtube en ese momento y se cree que ha llegado a más de 350 millones de espectadores.

"El sistema educativo actual aleja a muchas personas de sus habilidades naturales"

En 1998 fue elegido para estar al frente del comité consultivo nacional del Reino Unido sobre educación creativa y cultura, comité que, posiblemente, realizó la mayor investigación nacional sobre la importancia de la creatividad en la educación y la economía de dicho país.

Fruto del trabajo en dicho comité, se publicó el llamado Informe Robinson, cuyo título formal es Todos nuestros futuros: creatividad, cultura y educación. El informe tuvo un gran impacto, pues ponía de relieve el escaso papel que hasta entonces había recibido la creatividad y la importancia que recaerá sobre ella en el futuro no solo del país, sino de la propia humanidad.

En cuanto a sus principales libros, hay tres títulos que son de obligada lectura para cualquiera que sienta interés por la enseñanza y el aprendizaje; según mi propio criterio recomiendo El elemento: cómo encontrar tu pasión puede cambiarlo todo, en el que describe la urgencia por descubrir el lugar donde la persona hace aquello que realmente quiere hacer y donde es quien siempre ha querido ser. El segundo libro que recomiendo es Fuera de nuestras mentes: aprende a ser creativo, donde describe cómo las escuelas, empresas y comunidades pueden trabajar juntas para darle a la creatividad el lugar que le corresponde. Y por último, el libro que fue inspirado por la conferencia TED que hemos nombrado en el párrafo anterior y que se titula Cómo la escuela mata la creatividad, en él no pretende atacar a la escuela clásica considerándola ineficaz o innecesaria sino que opina que debe complementarse con actividades que fomenten un mejor desarrollo físico del alumno y de sus habilidades artísticas. Y eso no es solo cuestión de la escuela sino que también menciona a los padres de los alumnos para que ayuden a sus hijos en su desarrollo y educación.

El legado de sir Ken Robinson es largo y prolífero pero hay unas cuantas ideas que han llegado a la educación para transformarla para siempre, aquí van unas pocas que conviene tener presentes:

La creatividad debe ser tan importante en la educación como la alfabetización: en las escuelas se desprecia la creatividad y solo se premia la habilidad en matemáticas, lengua o historia, cuando debería estar al mismo nivel. Los niños tienen una capacidad para innovar y unos talentos extraordinarios que están siendo desperdiciados.

 Estigmatizar el error mata la creatividad: para crear, para innovar, no hay que temer equivocarse porque si los niños tienen miedo a equivocarse dejarán de probar y de experimentar. Sin embargo, el sistema de educación actual establece que los errores son negativos y va aniquilando la creatividad inherente al ser humano.

En las escuelas se educa solo el cerebro y, especialmente, el hemisferio izquierdo: todos los sistemas educativos tienen una jerarquía que sitúa en lo más alto las matemáticas y los idiomas, seguidos de las humanidades y, en el nivel más bajo, las artes. Y dentro de las artes, incluso se da más importancia a la plástica y la música que al teatro o el baile. No se educa el uso de nuestro propio cuerpo ni la capacidad de crear e imaginar, porque el sistema educativo se diseñó con la revolución industrial, para enseñar a trabajar, y da más importancia a los temas o aspectos útiles para el trabajo.

El sistema de valoración escolar no es justo: en contra de lo que muchos piensan, la habilidad académica no es sinónimo de inteligencia. Nos hemos acostumbrado a creer que un niño que no va bien en el colegio no es inteligente, cuando en realidad puede tener mucho talento y ser brillante y creativo. El problema es que en las escuelas no se valora la inteligencia, sino la capacidad de destacar en ciertas asignaturas o materias.

El sistema educativo actual aleja a muchas personas de sus habilidades naturales: los talentos de una persona no siempre están a la vista, a veces se esconden bajo la superficie y hay que buscarlos, descubrirlos. La educación debería ser el entorno donde se creen las circunstancias adecuadas para que esos talentos emerjan, pero no es así.

La educación no debe sufrir una evolución, sino una revolución: para solucionar los problemas de los sistemas actuales no bastan los cambios superficiales, la educación tiene que transformarse en algo diferente a lo que es ahora. Para ello, debemos desprendernos de las ideas preconcebidas, como el hecho de que todo el mundo deba ir a la universidad, lo que deriva en una concepción lineal de la educación que no es adecuada. Lo importante no es superar cursos sino desarrollar al máximo las capacidades de la persona.

Para educar hay que alentar la pasión y conmover el espíritu: hay que crear un movimiento en educación en el cual la gente desarrolle sus propias soluciones con el apoyo de un currículo personalizado, pero debe hacerse apelando a la pasión, porque cuando hacemos lo que nos apasiona, sea lo que sea, somos felices y nos sentimos plenos

¡Descanse en paz, sir Ken Robinson! Muchos alumnos le agradecen haber encontrado su elemento gracias a su labor inspiradora para tantos miles de docentes.

Autor de la imagen: Marc Arias

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