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El síndrome de la resignación

Un coma que sufren los hijos de refugiados en Noruega

El estreno de Vida en pausa, del director griego Alexandros Avranas, expone por primera vez en pantalla el llamado síndrome de resignación. Este afecta a menores de familias migrantes en Suecia, país que, después de una política aperturista hacia los refugiados, ha endurecido la burocracia para todos aquellos que deciden pedir asilo dentro de sus fronteras. Este filme llega a España después de pasar por festivales como el de Venecia y Sevilla, y ha sido uno de los títulos más esperados de la pasada edición del D’A Festival Internacional de Cinema d'Autor de Barcelona.

Sinopsis

Suecia, 2018. Un misterioso síndrome que afecta a niños refugiados desata la preocupación entre médicos y políticos. Sergei y Natalia se han visto obligados a huir de su país natal tras un ataque que casi acaba con la vida de él. Se han instalado con sus dos hijas pequeñas en Suecia, a la espera de que la Junta de Migración decida sobre su solicitud de asilo. Hacen todo lo posible por llevar una vida normal: trabajan duro, envían a sus hijas a la escuela local, aprenden el idioma y se someten a inspecciones periódicas de las autoridades, esperando ser, algún día, ciudadanos suecos. Pero cuando su solicitud de asilo es rechazada, Katja, su hija menor, se desmaya y cae en un misterioso coma. Enfrentados a un dilema moral, la resistencia de Sergei y Natalia se pondrá a prueba.

La foto que alertó sobre este síndrome

Algunos artículos hablan de una misteriosa enfermedad que solo se produce en Suecia. En este país nórdico, llevan casi dos décadas combatiendo contra ella. Al parecer, solo afecta a los menores que son hijos de refugiados en busca de asilo. Los niños se aíslan por completo, entrando en una especie de coma. Dejan de caminar y hablar, no abren los ojos y, eventualmente, solo muestran signos de recuperación.

En 2018, el fotoperiodista Magnus Wennman hizo pública una foto en la que dos hermanas aparecían insconcientes en la cama. Esta fue la primera imagen que alartó a la comunidad científica sobre la aparición de un nuevo síndrome sin clasificar. 

En la edición de 2018 del concurso de fotoperiodismo World Press Photo, dentro de la categoría “Gente”, la imagen de dos hermanas afectadas por este síndrome se alzó con el primer premio. La fotografía fue realizada por Magnus Wennman, un periodista que ha trabajado en más de ochenta países retratando, en especial, las crisis de refugiados en África, Oriente Medio y Europa. Una de sus exposiciones más reconocidas llevó el título de “Where the children sleep”, la cual fue exhibida en diecisiete países. Fue incluida en el Capitolio en Washington, D.C., y en el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York.

En la citada fotografía aparecían Djeneta (a la derecha), postrada en la cama e inconsciente durante dos años y medio, junto a su hermana Ibadeta, que llevaba seis meses. Ambas menores eran refugiadas romaníes procedentes de Kosovo.

El trauma como principal causa

Este tipo de pacientes se muestra pasivo, mudo, incapaz de alimentarse, incontinente y no responde a estímulos físicos provocados por los especialistas o familiares. En la mayoría de los casos, los profesionales coinciden en que la principal causa del síndrome radica en un trauma inicial, combinado con una reacción posterior al estrés y la depresión. Lo que no está del todo claro es por qué el fenómeno se focaliza principalmente en Suecia, aunque en los últimos años se han identificado casos con síntomas similares fuera de este país.

Los menores afectados son refugiados de entre 7 y 19 años, en su mayoría procedentes de países que formaron parte de la Unión Soviética o de la antigua Yugoslavia. Generalmente, el síndrome se desencadena cuando los padres reciben la notificación de rechazo a su solicitud de residencia. Aunque físicamente los niños parecen estar completamente sanos, su condición los obliga a usar pañales y una sonda nasogástrica para ser alimentados. Además, los padres deben encargarse de mantener vivos a sus hijos mediante ejercicios diarios para evitar la atrofia muscular, salidas al exterior en silla de ruedas y estímulos externos (como música o dibujos animados).

Los menores afectados son refugiados, en su mayoría, procedentes de países que formaron parte de la Unión Soviética o de la antigua Yugoslavia. El síndrome se desencadena cuando los padres reciben la notificación de rechazo a su solicitud de residencia. 

La doctora Elisabeth Hultcrantz, voluntaria en Médicos del Mundo y ex cirujana especializada en otorrinolaringología, declaró lo siguiente en un reportaje de la BBC sobre este síndrome: «Cuando les explico a los padres lo que ocurre, les digo que el mundo ha sido tan terrible que Sophie se ha replegado sobre sí misma y ha desconectado la parte consciente de su cerebro». La doctora se refería a una niña de nueve años cuya familia provenía de Rusia y había solicitado asilo en Suecia.

En el pasado, se han documentado trastornos similares, como los experimentados por algunos supervivientes de los campos de concentración nazis. El estrés postraumático que surgió en estos casos fue consecuencia de las terribles condiciones de vida en dichas instalaciones y del régimen de confinamiento al que se veían sometidos.

La vulnerabilidad infantil frente a la violencia

Los niños son muy vulnerables cuando son testigos de violencia extrema. En la mayoría de los casos, sus padres son amenazados y viven en un ambiente inseguro. Sin ir más lejos, en la película “Vida en pausa”, el padre es un profesor acusado de recomendar en clase libros de ciertos autores prohibidos por el régimen. En la historia de fondo del guion, basada en situaciones similares de la vida real, la familia sufre extorsiones y persecuciones por parte de las autoridades. Y todo por defender ideas contrarias a las establecidas.

En "Vida en pausa", el padre es un profesor acusado de recomendar libros prohibidos en clase. La historia se basa en casos similares, en los que los niños viven en un clima de violencia e inseguridad. 

Cuando los menores se enfrentan a los complicados sistemas burocráticos de la Junta de Migración sueca, suelen colapsar. De hecho, en el filme, las niñas son sometidas a fríos interrogatorios en despachos grises que parecen sacados de una realidad distópica cercana a la ciencia ficción.

La mayoría de los niños están perfectamente integrados en la sociedad nórdica y hablan el idioma con fluidez. «Son como Blancanieves. Simplemente se alejan del mundo. Es un mecanismo de autoprotección», reveló Elisabeth Hultcrantz en la BBC.

La ciencia en busca de posibles soluciones

La ciencia, hasta ahora, no ha logrado encontrar la clave para hacer frente a este síndrome. Los especialistas hablan de una forma de somatización del sufrimiento familiar. Para abordarlo, este tema ha sido examinado desde dos perspectivas: la medicina y la sociología. De igual modo, expertos en ambas disciplinas han viajado a los países de origen de los niños en busca de posibles explicaciones.

Algunos se han aventurado a ofrecer un enfoque holístico, es decir, analizar el contexto completo de los pacientes, incluyendo su dimensión física, intelectual, social, emocional y espiritual. Sin embargo, no se han hallado indicios lo suficientemente contundentes como para respaldar esta tesis. Hasta la fecha, no se ha avanzado significativamente y todo son conjeturas.

Los expertos están buscando distintos enfoques para analizar y hacer frente al síndrome de resignación. Hasta la fecha, no se ha avanzado significativamente y todo son conjeturas. 

Asimismo, hay voces críticas que sugieren un posible fraude, indicando que los niños fingen y que los padres los drogan para evitar la deportación. En estos casos, son los médicos quienes tienen la última palabra y afirman que los síntomas no pueden ser simulados.

Solsidan, un hogar para niños con problemas

En Solsidan han implementado tratamientos alternativos. En esta institución aseguran que el síndrome debe buscarse en el origen del problema. Un grupo de trabajadores sociales aísla a los niños de sus padres, quienes siempre están informados sobre el proceso. Se les estimula a despertar los sentidos, y las conversaciones sobre los trámites burocráticos y su situación legal están prohibidas. Gracias a ello, muchos han logrado alcanzar la recuperación. En la película “Vida en pausa”, puede verse un centro con características similares.

Un grupo de trabajadores sociales de Solsidan, en Suecia, han implementado tratamientos alternativos. A los niños se les estimula a despertar los sentidos y las conversaciones sobre los trámites burocráticas y su situación legal están prohibidas. Gracias a ello, muchos han logrado alcanzar la recuperación.

Por otro lado, cuarenta y dos psiquiatras en Suecia dirigieron una carta al ministro de Inmigración para denunciar las deportaciones y los trámites administrativos a los que se veían sometidas las familias. En la actualidad, nuevos casos siguen apareciendo, pero las estadísticas indican que el síndrome está en retroceso en comparación con los datos de la década anterior.

Aquí, en este enlace, podréis ver el tráiler de la película.

   

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