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Uniforme escolar, resurge el debate en las escuelas

Una mirada reflexiva acerca de sus beneficios e inconvenientes

Cada inicio de curso escolar resurge el debate entre los que defienden el uso del uniforme en las aulas frente a los que pugnan por su eliminación. A este debate se suma la cuestión económica que muchos padres afrontan por los gastos del material didáctico y el uniforme escolar, obligatorio en muchos colegios. Sin embargo, el uso del uniforme es relevante en la educación y debe considerarse de forma reflexiva.

Contexto del uso del uniforme escolar

El uso del uniforme escolar tiene dos vertientes: la práctica y la distintiva. Históricamente, se ha asociado a centros educativos privados, dirigidos por órdenes religiosas católicas. Según varias fuentes, el uniforme escolar nació en instituciones benéficas y escuelas de caridad para niños desfavorecidos y no fue hasta principios del siglo XX cuando se extendió su uso en las escuelas privadas. Por añadidura, el uniforme distingue y dota de sentimiento de pertenencia a quienes lo llevan. En la cultura popular, el mejor ejemplo lo encontramos en la serie de novelas y películas de Harry Potter. A partir de 1980, las escuelas públicas comienzan a usar uniformes y algunos estudios realizados en escuelas de EE. UU. indican cambios en las actitudes de los estudiantes y reducción de problemas disciplinarios.

La uniformidad tiene matices según la etapa educativa. En los cursos de infantil se usan uniformes de carácter deportivo que permiten el desarrollo psicomotriz de los alumnos y son fáciles de quitar y poner, lo que facilita la tarea al profesor. En las etapas de primaria y secundaria se prioriza la identidad y la cohesión del alumnado en torno a los valores del colegio.

Reino Unido y Japón son los países con mayor tradición y aceptación en el uso de los uniformes. En el país asiático la importancia de los mismos adquiere otra dimensión

En Reino Unido, el 90 % de los colegios públicos lo usan, siguiendo una tradición que se remonta al siglo XVI. Hoy en día, el Gobierno alienta y promueve su uso. Los uniformes son considerados como parte esencial de la ética escolar, además de garantizar que los alumnos de cualquier raza o procedencia se sientan acogidos. De esta forma, la relación entre los diferentes grupos de alumnos se equilibra.

Un ejemplo similar se encuentra en Japón. Los uniformes escolares japoneses, denominados seifuku, se han convertido en un signo identificativo de su cultura. Su imagen se ha hecho popular en todo el mundo gracias al manga y al anime. La importancia de los mismos adquiere otra dimensión en este país asiático. Muchos jóvenes japoneses eligen el instituto en el que quieren estudiar en función del estilo de su uniforme. El grado de aceptación entre los estudiantes es tal que ya forma parte de su vida cotidiana. Sin ir más lejos, algunas marcas comercializan uniformes que no se utilizan en ningún colegio, por el simple hecho de ponérselo cuando uno quiera.

Los uniformes rompen con los estereotipos de género y promueven una mayor sociabilidad entre los alumnos

Ventajas del uso del uniforme escolar

  • Impedir que entren en el aula los códigos impuestos por la moda.
  • Mejora sustancial del rendimiento del alumnado.
  • Erradica las indumentarias de bandas juveniles o tribus urbanas en los centros.
  • Diversidad dentro de la igualdad.
  • Sostenibilidad ambiental y ahorro económico.

Voces críticas contra los uniformes

La mayoría de las voces críticas sobre el uso de los uniformes giran alrededor de los conceptos de la individualidad y la personalidad. Algunos piensan que su uso reduce la creatividad y la exploración personal, además de crear diferencias entre sexos cuando se obliga a que las chicas lleven falda y los chicos pantalones. Y en lo que respecta a su precio, suelen ser más caros que la ropa normal en el caso de los colegios privados.

Las voces críticas  hablan de pérdida de individualidad y de exploración personal de los alumnos

En este sentido resulta muy interesante reseñar el artículo «El uniforme escolar y el maquillaje de la desigualdad», escrito por Jaume Trilla Bernet, publicado en el n.º 415 de Cuadernos de pedagogía. En él hay un párrafo revelador que invita al debate: «El uniforme escolar como panacea: el medio más democrático, solidario, igualitario, cristiano, socialista y “progre” para reducir las diferencias socioeconómicas. ¿Cómo puede nadie pensar que enmascarando en clase las diferencias de clase va a combatirse la desigualdad real? Pero es que, además, es ilusorio creer que tales diferencias van a dejar de manifestarse en la escuela por el hecho de ponerlos a todos de uniforme. El hijo del obrero inmediatamente descubrirá que el otro es el hijo del patrón (y viceversa) por la marca del reloj o del móvil, por lo que se cuentan sobre lo que hicieron el fin de semana o donde pasaron las vacaciones».

Más información

Trilla, J. (2011). «El uniforme escolar y el maquillaje de la desigualdad». Cuadernos de Pedagogía, n.º 415, enlace

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