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Avatares, tókenes y criptomonedas llegan a la educación

La universidad se prepara para el metaverso

Metaverso suena a futuro, parece algo novedoso, pero no lo es tanto. El ruido mediático que hay en torno a la rareza del concepto «metaverso», término todavía no aceptado por la Real Academia de la Lengua Española (RAE), es mayor que su propio significado. Pero lo cierto es que está surgiendo una demanda de productos y necesidades formativas para construir los futuros trabajadores del nuevo ciberespacio digital.

La primera propuesta educativa especializada en estudios relacionados con las necesidades del espacio digital llamado metaverso se inicia en Barcelona. Metaverse University es una propuesta privada de cursos de formación especializados en el entorno de las demandas formativas necesarias para poder entender, desarrollar e innovar en el nuevo ciberespacio. La idea es un catálogo de cursos cortos, prácticos, en formato presencial y virtual que permitan cualificar a los estudiantes para poder desarrollarse profesionalmente en el metaverso.

Imagen de Decentraland, metaverso de venta de terrenos virtuales                               

Àlex Moga, CEO de Horizon Metaverse y director del proyecto formativo de la Metaverse University, explica que la nueva plataforma supone retos académicos similares a cuando se inició internet. Lo primero que habrá que adaptar es el formato de las unidades didácticas a la realidad virtual y aumentada. El metaverso basa su sostenibilidad económica en un sistema financiero centrado en la tecnología blockchain, o lo que es lo mismo, sin intermediarios financieros ni entidades bancarias como las conocemos ahora.  

La filosofía del metaverso es una extensión de la estructura gamificada de cualquier videojuego: espacios virtuales, libertad de movimiento, posibilidad de tener una identidad digital única y sin limitaciones físicas… La verdadera diferencia es una idea de márquetin basada en lo único y la exclusividad. Si en un videojuego los avatares pueden ser usados por jugadores de todo el mundo, en el metaverso los diseños de tókenes son únicos, limitados, y de ahí su valor, que alcanza miles o millones de dólares. Una valoración subjetiva, dependiente de la cotización de la criptomoneda Ethereum, la creadora del estándar ERC 20.

El metaverso no sería posible sin las telecomunicaciones 5G que permiten la renderización y visualización de la realidad virtual, aumentada o mixta. La filosofía que lo cambia todo es aquella que rompe con los videojuegos y el play for play, ahora llega el free to play y multitud de metaversos se están construyendo ahora mismo, los más conocidos son Axie Infinity, Roblox y Decentraland, el primer marketplace de venta de parcelas virtuales que se adquieren con la criptomoneda Mana, y su equivalencia en Ethereum. Nuevos espacios virtuales que monetizan, proveen de contenidos y entretienen de forma participativa y colaborativa. Cada acción de un avatar es causal y transforma el metaverso en sí mismo.

Los gamers o jugadores de videojuegos hace años que viven y se desarrollan en entornos colaborativos y trabajos en equipo para superar retos y conseguir recompensas digitales. Ellos son los que se sienten, literalmente, «como pez en el agua» en el metaverso. Pero aquellas personas que todavía no han entrado en la digitalización básica pueden quedarse a cientos de horas luz, «virtuales», de los modelos de negocio que están naciendo en el metaverso.

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